jueves, 20 de octubre de 2011

Teogonía de la naturaleza Maya quiché




 CHICHEN ITZA
       La teogonía significa el origen y la genealogía de los dioses. Cada cultura ha buscado explicar el origen del mundo. Para esto, se piensa que tiene que haber algún ser sobrenatural, esto son los dioses; de ellos provienen: la lluvia, rayos, le viento, etc. En otras palabras, es una explicación de algo inexplicable, como es el origen del mundo. Y más todavía para las culturas más antiguas, ahora sabemos por qué llueve, para ellos había un dios de la lluvia.

       La cultura Maya se evidencia desde los dioses fundacionales, representando los dos componentes naturales más brillante e inexplicable del cosmos. El sol y la luna son la primera alegoría entre la naturaleza y los dioses presentes en la narración del Popol Vuh. Luzon, G. (1982) precisa que “percibir el elemento femenino Ixbalanqué se transforma en la sustancia femenina de la naturaleza, la luna, y el elemento masculino, representado por Hunahpú, en el sol. Estas dos energías; la femenina y la masculina, se separan al ocurrir la trasmutación y se identifican con la máxima luz. Reflejo y consorte Astral de la blancura máxima”. 


     Las divinidades solares y lunares, en el mundo Maya, son fecundadores y creadores, progenitores. Son los personajes de un mito cosmogónico inmerso entre ofrendas y sacrificios en el “Valle de los muertos”; lugar donde se inmolaban dioses, hombres y animales. El hombre es un ser de la continuidad del cosmos, proviene de él y ahí debe regresar en algún momento. 


        Por otra parte, el universo mágico de una geografía sin tiempo, es la atemporalidad que evocan todos los textos sagrados indígenas, donde es evidente la relación hombre-naturaleza-dioses y lo insustancial del tiempo como elemento creado por el hombre. La relación espiritual es más significativa que la relación tiempo y espacio. 


       Para los Mayas la distribución de los dioses según sus funciones y su relación con los elementos naturales dependían de los puntos cardinales, color y simbología. Por ejemplo, Zac-Man es un pedernal, que le corresponde el color blanco, simboliza la resurrección y su elemento natural es el viento, ubicándose en el punto norte; Chac-Likin es la caña, color rojo, simboliza la vida y su elemento es el fuego, se ubica en el este; Can-Nihol es un conejo, le corresponde el amarillo, simboliza el medio, la tierra es su elemento y se ubica al sur y por último Ek-Chiquin es una casa, su color es el negro, su símbolo la muerte, su elemento el agua y está ubicado en el punto oeste.

Vida y muerte en los Maya quiché y Azteca Náhuatl